martes, 25 de septiembre de 2012

“Sal de tu Tierra”

Tema: “Sal de tu Tierra”.

Texto: Génesis 12:1

 

Génesis 12:1 Pero Jehová había dicho a Abram:  Vete de tu tierra y de tu parentela,  y de la casa de tu padre,  a la tierra que te mostraré.
En Génesis 12:1 se narra el llamado de Dios a Abraham: Pero Jehová había dicho a Abram:  Vete de tu tierra y de tu parentela,  y de la casa de tu padre,  a la tierra que te mostraré.
A la luz de este versículo, el llamamiento de Abraham tiene dos implicaciones, la primera es la separación y la segunda es la dirección, estudiemos cada una.
Separación. Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre, implica separación, ¿qué significa esto? Que muchas veces, sino todas, cuando Dios llama a una persona y le traza un plan de vida, lo primero que le va a pedir es que deje atrás algo.
Después que Dios le dio el sueño a José lo primero que hizo fue sacarlo de su casa y llevarlo a Egipto,  lo mismo sucedió con Moisés y con Jesús cuando fueron movidos al desierto.
¿Por qué Dios mueve a alguien después que lo llama? Porque la palabra de promesa que ha recibido requiere de que la persona reciba cierto entrenamiento. Por eso lo mueve por que el lugar en donde está no ayuda a su entrenamiento.
Veamos el caso de María, Lucas 1:35 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 41Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 43¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.
Tan pronto María recibió la Palabra del ángel y se halló que estaba embarazada, hizo algo que no parece muy sensato para una mujer en su condición, es decir para alguien que apenas tiene días de embarazo. El vs 39 dice: En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá.
Hay dos razones lógicas por las que María no debió hacer ese viaje, Primero por la lejura,  ya que en la época bíblica Israel sólo tenía tres provincias: Galilea al norte, Samaria en el centro y Judea en el sur, María tenía que viajar desde Nazaret de Galilea en el norte a una ciudad de Judea en el sur, es decir tenía que recorrer todo el país.
Y segundo porque la casa de Elizabeth quedaba en la montaña, y si subir escaleras le es prohibido a una mujer embarazada, más prohibido le es subir una montaña.
Se sabe con claridad que una mujer embarazada debe dejar de hacer ciertas actividades físicas por causa del riesgo de un aborto, y sobre todo en los primeros tres meses que son los de mayor riesgo, y María apenas tenía días de embarazo, más el vs 39 dice que María se dio prisa, es decir que es muy posible que corriera.
La pregunta es: ¿Qué hizo a María actuar de esta forma, al punto de recorrer todo el país e incluso subir una montaña?  Creo que la respuesta también es lógica, lo que estaba en su vientre era un milagro que pronto nacería, era lo que haría de ella una mujer grande , lo que venía en su vientre traía su grandeza y su exaltación pero para ello debía ser entrenada.
¿Quien entrenó a María? Elizabeth ¿por qué? Porque ella al igual que María también era portadora de otro milagro, el profeta Juan que estaba en su vientre, sólo los que muestran fe y paciencia en las promesas pueden entrenar a otros para creer y esperar por ellas, por eso Dios movió a María y también a Abraham. Sabía usted que sólo un diamante puede cortar a otro diamante.
Dirección. Lo segundo que implica el llamado de Abraham es la dirección. Dios además le dijo a Abraham, vete a la tierra que yo te mostraré, Abraham salió de Ur de los caldeos para ser entrenado por Dios en el desierto, pero salió sin saber a dónde iba.
Note esto, en lo natural Abraham no sabía a dónde lo llevaba Dios, pero en lo espiritual él caminaba seguro, ¿por qué? porque Dios lo guiaba de manera sobrenatural, de modo que nunca se sintió perdido.
Toda persona que tiene un llamado de Dios al igual que Abraham debe ser dirigido por el Señor, si eso no se da, aun cuando esté sirviendo en la obra, estará extraviado en el camino, creerá que está siguiendo al Señor, por el hecho de que está haciendo la obra de Dios, pero en realidad está perdido, porque no tiene dirección.
Un hombre sin dirección, podrá hacer muchos planes, podrá elaborar proyectos, y podrá tener toda la buena voluntad del mundo, pero si Dios no lo dirige, todos sus planes sólo serán eso planes, no se concretarán, por que Dios no está en ello.
Vete a la tierra que te mostraré, significa, que Dios debe mostrarte cada paso del camino, si tienes un llamado no sigas impulsos emocionales, ni las preferencias de tu corazón, deja que sea Dios quien marque en ti la hoja de ruta.
Escuche, al igual que cuando la nube en el desierto se movía, el pueblo tenía que moverse y cuando se detenía el pueblo tenía que detenerse, de la misma manera no te atrevas a caminar si la nube se ha detenido, pero tampoco te atrevas a detenerte si ella se está moviendo.
Su Fe y Obediencia. Ahora estudiemos la fe y la obediencia de Abraham. Primero hay que decir, que la verdadera fe es aquella que obedece, por eso la biblia dice que la fe sin obras es muerta, por que si la fe no te lleva a la obediencia, no es fe espiritual, sino natural y carnal.
Abraham sólo tenía un mandato de Dios, él no tenía órdenes explícitas, ni detalles acerca de la travesía pero decidió creerle a Dios y obedeció, hoy en día tenemos tanta luz de la Palabra y tanta revelación de ella, pero nuestra fe deja mucho que desear. Pareciera ser que a más conocimiento de la palabra de Dios menos obedientes nos volvemos.
Es que la obediencia a Dios no es el resultado de mayor conocimiento, sino de cuánta voluntad tenemos para obedecer lo que conocemos de Dios, sea poco o sea mucho, por eso la fe que agrada a Dios, es la que obedece y no sólo la que sabe.
Cuando ponemos en obediencia lo poco que sabemos de nuestro Dios, entonces recibimos gracia de Dios para saber más, por eso la verdadera fe no espera saber mucho para recién obedecer, ella obedece tan pronto nace.
Tanta verdad envuelve esto, que la Biblia dice que cuando Jesús estaba aquí en la tierra, los dos casos de fe que alabó Jesús no fueron de personas que conocían la Palabra, sino de gentiles como la cananea a quien trató de perrillo y del centurión romano quien le dijo  él no era digno de que Jesús entrara en su casa.
Es la obediencia a la Palabra y no el conocimiento de ella la que me hace un hombre de fe, a Abraham recién se le había revelado Dios y ya Dios le pedía que lo dejara todo y lo siguiese a Él, pero creyó Abraham a Dios y no replicó palabra alguna, sino que manifestó siempre una fe obediente, por eso le fue contada su obediencia por justicia.
Escuche, hoy en día tenemos gente en nuestras iglesias que han acumulado miles de horas en el aprendizaje de la Biblia, pero su obediencia, apenas se mide en minutos y segundos.
No es la cantidad de años que tengas estudiando la biblia la que te volverá un hombre de fe, sino el tiempo que dedicas a obedecer lo que sabes de ella.

Es la obediencia a la Palabra la que te vuelve un hombre de fe, y Abraham se volvió en uno que la biblia llama que su fe le fue contada por justicia.

Autor: Alfredo Campoverte
Escrito para www.destellodesugloria.org

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