Córtale la cabeza a tu Goliat
Estoy absolutamente segura que a todos nos impresiona enormemente la historia de David y Goliat. Seguramente, cuando éramos pequeños, en la Escuela Dominical las maestras nos contaron la historia
una y otra vez, hasta que la logramos aprender bien. Muchas veces nos
impresionamos con la valentía de este joven que fue heroico y confió en
que Dios lo ayudaría a vencer a este gigante que desafiaba al pueblo de
Dios; pensamos en la forma tan simple que tuvo para vencer a Goliat y el
alivio que significó para el pueblo de Israel.
Y sin lugar a dudas, David tuvo coraje y vigor para cumplir con esta
tarea…pero él no sólo venció a un gigante, él venció a todos sus
gigantes que le hacían temer, que lo veían sólo como un niño, que lo
veían sólo como un bonito pastorcito. Ese día, ese GRAN día, David
venció a sus propios gigantes.
Tal vez nosotros no nos vayamos a
encontrar con un gigante de 3 metros y 20 centímetros de estatura NUNCA
en la vida, pero diariamente nos enfrentamos a otros gigantes que lucen
como de esa altura. Estos gigantes tienen los más diversos nombres:
desánimo, tristeza, ex novio/a, jefe, papá, mamá, familiares, enemigos
declarados, escasez económica,
enfermedad, existen tantos “Goliat” como gente en este mundo y lo que
hacen es provocarnos, asustarnos, dejarnos desprovistos de defensa.
David fue
extremo en su proceder no sólo porque mató al gigante, sino porque él
entendió la posición que tenía en Cristo. Él a sus cortos años de edad
(¡gracias a Dios por la juventud!) entendía que era Dios el que estaba
con él en todo momento y que no había nada mayor, por eso en 1ºSamuel
17: 37a declara: “¡El mismo SEÑOR que me rescató de las garras del león y del oso me rescatará de este filisteo!”
(NTV). David era un muchacho, pero era un muchacho a quien Dios le
había dado resultado, lo había CONOCIDO y por ésa misma razón, era capaz
de enfrentarse ante algo nunca antes visto teniendo plena seguridad de
que el Señor no se apartaría de su lado.
¿Cuántos de nosotros, cuando estamos
frente al gigante, podemos seguir creyendo que Dios está con nosotros?
En el mismo capítulo de 1ª Samuel (versículos 45-47), David cuando se
encuentra con Goliat le dice:
“David le respondió al filisteo:
—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel,
a quien tú has desafiado. Hoy el SEÑOR te conquistará, y yo te mataré y
te cortaré la cabeza. Y luego daré los cadáveres de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel!
Todos los que están aquí reunidos sabrán que el SEÑOR rescata a su
pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del SEÑOR, y
los entregará a ustedes en nuestras manos!”
Él es drástico en sus dichos, pero mucho
más en sus actos. Él no se intimida ni se deja vencer, él se enoja con
Goliat por haberse metido con el pueblo de Israel y con todo el arrojo que sus pocos años le daban, se enfrentó a sus miedos, a sus temores y a sus inseguridades.
La próxima vez que venga el gigante que
te atormenta a tu vida, repite lo que David le dice a Goliat y cree que
es Dios a través de ti venciendo esa imposibilidad o quitando de tu corazón eso que duele tanto. No basta con vencer al gigante una vez, hay que CORTARLE LA CABEZA
y hacer esto, significa negarle toda autoridad en tu vida, es decirle a
ese gigante que no hay lugar para él en tu vida y que lo vas a vencer,
hasta que no vuelva a aparecer más en escena.
Aférrate a las promesas de Dios, confía
en Su poder actuando a través de ti y enfrenta a tus gigantes, sean de
la estatura que sean y de las características que sean, no te dejes
vencer…pero recuerda: Para vencer a un gigante es necesario cortarle la
cabeza, y esto significa, sacarlo TOTALMENTE de tu vida y de tu corazón, sólo así, te transformarás en un domador de fieras, en un cazador de gigantes.
¡Te deseo una muy buena “cacería”!
Autora: Poly ToroEscrito para www.destellodesugloria.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario