Marcharé al frente de ti
“Marcharé al frente de ti, y allanaré las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro.” Isaías 45:2 (Nueva Versión Internacional).
Si Dios llama a alguien para realizar una misión Él se encargará también de preparar todo para su consecución. Previamente el Todopoderoso
abrirá puertas que solamente Él puede abrir, además de cerrar puertas
del pasado que solo Él puede cerrar( Isaías 52:12). Si hubiere
obstáculos tan grandes como montañas Él se encarga de convertirlas en
polvo. Llámese dicha montaña pecado, adicción, culpa, frustración,
sueños rotos o enfermedad. Si Dios va delante de ti, Su presencia
allanará tu camino. Solo hace falta tener un poco de fe.
Algunas bendiciones de parte de Dios están resguardadas en fortalezas, lugares difíciles de penetrar
para una persona en sus propias fuerzas. Retos los cuales parecerán
inalcanzables o temores que nos han impedido avanzar en el pasado, no
obstante Jesucristo ya derribó dichas fortalezas con Su sangre; y solo hay que creerlo.
Cuando Dios
da una palabra a Sus hijos Él espera que éstos le crean y avancen sin
duda ni temor. Siendo que todo lo que separa al creyente de su bendición
es él mismo, porque ni el diablo ni el pecado tienen poder sobre él
(Juan 8:36). Una vez que el creyente decide creerle de todo corazón a
Dios Sus promesas y avanza sin reservas en Su voluntad, el miedo y la duda se disiparán como la neblina y gozo será producido dentro del creyente.
Hubo ocasiones en mi vida en las que
estuve cerca de conseguir grandes bendiciones de Dios pero era detenido
por puertas duras como el bronce y cerrojos de hierro, estuve desesperado al no obtener lo que en mi corazón
sabía Cristo ya me había dado. Hasta que comprendí que no se trataba de
lo que yo podía hacer con mis méritos, con mis obras, con mi justicia,
mas solamente con mi fe en Jesús (Romanos 5:17) . En ese momento
entendí que todo lo que tenía que hacer era avanzar creyendo que Dios
iba delante de mí para dejar las puertas de bendición abiertas a mi
paso. Y así sucedió, Dios me concedió lo que tanto anhelaba y mis luchas
acabaron.
Cualquiera que sea esa montaña que se interpone entre tú y tu bendición, cualquier puerta que en el pasado ha estado cerrada resguardando lo que te pertenece, cualquier cerrojo de hierro que impidió que en el pasado recibieras mayor santidad,
libertad en el Espíritu de Dios, salud, sueños o anhelos de tu corazón,
en fin todo lo que te ha separado de tu bendición, es insignificante
ante el poder de Cristo. Él ya te dio la victoria, solo créelo.
Si hoy has creído que el Señor va delante de ti, haz conmigo esta oración:
“Señor Jesús hoy entiendo que eres Tú quien se encarga de darme la victoria y dejar abiertas las puertas de bendición a mi paso. Ayúdame por favor a avanzar con firmeza en tu voluntad. Disipa con tu poder mis temores y dudas. Hoy entiendo que estoy revestido con la sangre de Cristo que me da autoridad sobre cualquier obstáculo. Hoy recibo por gracia todas las bendiciones que has reservado para mí, oro esto en el nombre de Jesús, Amén. “
Autor: Richy EsparzaEscrito originalmente para www.destellodesugloria.org
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