El Verdadero Amor
“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.”
(1 Juan 4:9)
(1 Juan 4:9)
Cuando recién empecé en el camino de
Dios, hubo una noche en la que me sentía solo y vacío, esa noche yo le
decía a Dios con lágrimas en mis ojos: “Dios, cómo puedes amarme si yo
no soy nada”, yo no conocía el valor que Dios me había dado, seguí llorando y recuerdo que le hice una pregunta: “Dios, ¿en verdad me amas?”.
Unos días después, al terminar un
servicio en el Centro de Fe Solidaridad, una joven se acercó a mí y me
dijo que Dios me amaba demasiado y que el nunca me iba a dejar, que él
me veía como su pequeño hijo. Después mí líder César se acercó conmigo y
me dijo: “Dios le dice que le ama”. Yo me quede sorprendido, pues la
noche que yo hice esa pregunta a Dios, estaba encerrado en mi cuarto.
Ahí me pude dar cuenta que, Dios me ama de tal manera, que siempre esta
atento a todo lo que me pasa.
Un amor sin límites
Ninguno de nosotros tenemos la capacidad
de comprender al cien por ciento el amor que Dios siente por nosotros; y
no necesitamos comprenderlo, solo disfrutarlo. La Biblianos enseña que
el amor de Dios es infinito. Hace unos días Dios hablo de manera directa
a través de un pasaje que me gusta mucho, pero esta vez de una manera
personal. “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3).
Conocía este verso, pero Dios lo hizo rhema en mi corazón. Yo siempre había predicado
este versículo, siempre le decía a los jóvenes: “Dios los ama con amor
eterno”. Pero Dios me hablo y me dijo: “Hace tiempo te lo he dicho”,
cuando puse atención al principio del verso, entendí que él me estaba
diciendo de su propia boca: “Con amor eterno te he amado”, no son solo
palabras, sino que su corazón hablaba al mío. “Con todo mi corazón te amo, pero te amo por siempre y para siempre, con un amor que nunca se acaba y crece cada día más y más”.
Es verdad, hace tiempo yo le había
preguntado que si me amaba, y ¡me lo dijo! Ya me lo había dicho, pero
hasta hace poco pude entender que ya no vivo mas solo y con ese vacío,
ahora puedo disfrutar de su amor y su presencia en mí.
Hoy Dios te dice a ti también: “Con amor
eterno te he amado, por eso te he dado vida, para que cada uno de esos
días que te he dado, puedas conocerme”. El amor de Dios no tiene
límites, así que todos podemos disfrutar de su amor, y ese es uno de los deseos del corazón de nuestro Padre Celestial.
Entendiendo la palabra amor
Dios nos diseño de tal forma que todos necesitamos dar y recibir afecto, cariño y amor. La palabra amor tiene cuatro raíces griegas que nos ayudan a comprender mejor su significado y que algunos los llaman cuatro tipos de amor. Estas palabras son: agape, filos, storgue y eros.
Cada una de estas palabras, nos muestran el amor de diferentes
perspectivas, pero que nos llevan a diferenciarlas del amor verdadero.
Amor de Dios
La primera palabra es agape: Esta
palabra nos habla del amor que Dios nos da. Este amor es puro, perfecto
y verdadero. Este amor es incondicional, Dios no te pide nada a cambio,
solo que recibas a Cristo como Señor y Salvador, y el amor vendrá sobre
ti.
En una ocasión, yo estaba orando a Dios
pidiéndole que me diera un verso dela Bibliaque hablara de su amor, algo
que no fuera el mismo mensaje de siempre. Hasta ese entonces todos los
que predicaban del amor de Dios siempre mencionaban el sacrificio de
Cristo por nosotros. Mi sorpresa fue la respuesta que me dio.
“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él” (1 Juan 4:9).
Hablar del amor de Dios, es hablar del
gran sacrificio que hizo por nosotros; dar a su Hijo unigénito
Jesucristo para que por su muerte y resurrección, nosotros pudiéramos disfrutar de lo que el Padre planeó para nosotros. Este es el verdadero amor, Dios es la fuente de todo amor.
Amor de Familia
La segunda palabra es filos:
Esta palabra nos habla del amor entre la familia, el amor que se siente
el padre hacía sus hijos, y los hijos hacia los padres. Entre el amor de
los abuelos a los nietos y viceversa. Todo lo que tenga que ver con la familia. La Biblia nos habla de la restauración familiar. “… hará volver el corazón de los padres hacía los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres…” (Malaquías 4:6).
Amor de Amigos
La tercera palabra es storgue:
Esta palabra nos habla del amor entre los amigos, entre los compañeros.
Dios también se agrada cuando tenemos amigos y los amamos y cuidamos, él
mismo nos enseña que: “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano” (Proverbios 18:24). También nos dice que: “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempos de angustia” (Proverbios
17:17). Hay que buscar amigos de bendición que nos ayuden a conocer más
a Dios. Como aquellos amigos de Daniel que por su fe, fueron librados del horno de fuego ardiente.
Amor de Pareja
La cuarta palabra es eros: Esta palabra nos enseña del amor entre una pareja del sexo opuesto. Este es el amor que siente un hombre por una mujer y viceversa;
este amor esta restringido al matrimonio. El deseo de Dios es que el
hombre no este solo y tenga ayuda idónea, una mujer sabia que edifique
su casa. En la televisión, muchas personas famosas que se divorcian
dicen que lo hacen por que el amor se acabo,
esta es una gran mentira del diablo. Lo que esa gente busca es la
atracción física y los alimentar los deseos de la carne; mas Dios
estableció el matrimonio para ser de bendición (Génesis 2:27-28).
Dios es la fuente de amor
Para poder amar a la familia, a los
amigos y a tu pareja, necesitas buscar y llenarte del amor de Dios, este
es el verdadero amor. Difícilmente podrás amar a otros y aun amarte a
ti mismo si primero no recibes el amor que viene de lo alto. Hasta este
momento “… nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene
para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece
en Dios, y Dios en él” (1 Juan 4:16).
Esto quiere decir que si hemos creído en
el amor de Dios, y si permanecemos en él, Dios que es amor, permanece
en nosotros. En otras palabras, Dios es la fuente de amor. Si recibimos a
Dios, tenemos su amor, y por consecuencia, podremos amar a otros.
¿Pero qué pasa si no amamos a los demás? La respuesta esta en 1 Juan 4:8: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”. Dios desea darnos su amor verdadero para que podamos amar a los que nos rodean.
Una muestra de amor
Jesús nos muestra el amor del Padre a través de una parábola, la famosa parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-24).
En esta historia un joven le dice a su
padre que le de la parte que le correspondía de la herencia. Al
recibirla, va y lo malgasta en sus vicios, con sus amigos, los cuales le
dieron la espalda cuando este joven lo pierde todo. Tenía que buscar
ingresos y va en busca de un trabajo, y le dan el peor de los trabajos
que alguien como él podía hacer: cuidar cerdos. Al ver que no tenía
nada y muriendo de hambre, intentaba comerse los desperdicios que los
cerdos revolvían con sus desechos.
El joven recapacita y va en busca de su
padre, para pedirle perdón y rogar por una segunda oportunidad. En
aquellos tiempos lo que hizo este joven era motivo para que el pueblo lo
matara a pedradas. Lo impresionante es cómo reaccionó el padre ante
esta situación.
El padre al ver a su hijo volver, algo paso en su corazón, “fue movido a misericordia”, cómo un padre va a odiar a su hijo que cuido desde antes de nacer. El padre lo esperaba ansiosamente,
“ya quiero conocer esa carita”, “quiero tenerte entre mis brazos”,
“quiero que seas feliz”, así como lo esperaba antes de nacer, el padre
esperaba que un día su hijo volviera a casa. El padre tal vez recordó
aquéllos momentos en los que su pequeño iba creciendo, cuando daba sus
primeros pasos, cuando dijo su primera palabra, algo paso, algo dentro
del padre conmovió su corazón.
Lo siguiente que paso fue que el padre “corrió, se echó sobre su cuello, y besó” a su hijo.
Tal vez corrió para protegerlo de aquellos que pensaban en cortar su
vida a causa de tan grande deshonra. El padre abrazo a su hijo
intensamente, demostrándole que a pesar de todo, lo seguía amando. Una
gran alegría inundaba su corazón por ver de vuelta a su hijo, que le puso la mejor ropa, le dio su derecho de ser hijo otra vez, y le puso las mejores sandalias de ese tiempo. Una gran fiesta se hizo en aquel entonces, porque el hijo volvió a los brazos de su padre.
El Padre nos espera
Nosotros somos como ese hijo pródigo,
nos hemos olvidado del amor del Padre celestial, y hemos malgastado
nuestra vida y nuestros recursos. Nos hemos quedado vacíos
espiritualmente y queremos llenarlo con los desperdicios de este mundo.
Pero si recapacitamos como aquél joven, podemos correr a los brazos de
un padre amoroso que nos espera con los brazos abiertos.
El Padre te espera, para darte una
vestidura de gala, darte la autoridad de hijo, y ponerte el mejor
calzado a tus pies. Te espera para hacerte la mejor celebración que
pueda haber. Pero sobre todo, si decides volver a Dios, tu padre,
recibirás el mejor regalo, pasar la eternidad a su lado y disfrutar de
su amor. “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores
limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros
corazones” (Santiago 4:8).
Déjame decirte que entendí que no debo pasar un día sin sentir el amor que Dios me da. Aprendí que solo el me amará como nadie más lo podrá hacer. Creo en el amor que me da mi familia y lo gente que me rodea, es bonito sentirte amado por la gente que amas, pero ninguno de ellos se compara a lo que Dios siente por mí. Es por eso que lo llamo el verdadero amor, porque como dice la Palabrael amor de Dios “nunca deja de ser” (1 Corintios 13:8a).
Autor: Juan Manuel Ramos CastroEscrito para: www.destellodesugloria.org
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