¡La manera en que Dios califica las pruebas!
Recuerdo cuando estaba en la universidad
que un profesor en una ocasión nos tomó por sorpresa y nos dijo que nos
haría un examen, inmediatamente todo el grupo empezó a reclamar el por
qué no nos había informado con anticipación, entonces el profesor nos
respondió: “Ustedes tienen que estar preparados para el día de la
prueba, si son buenos estudiantes no tendrán porque asustarse, sino,
significa que no se han preparado lo suficiente para hacer parte de esta
universidad”. En ese momento muchos de los estudiantes empezaron a manifestar su inconformidad y a expresar lo injusto que estaba siendo el profesor al realizar el examen sin previo aviso.
Lo particular de esta experiencia es que
en ocasiones el Señor a nosotros también nos toma por sorpresa y no con
la intensión de hacernos perder la prueba, más bien sus pruebas nos
toman por sorpresa porque cuando llegan no estamos lo suficientemente
preparados para afrontarlas; quizá es por eso que en algunas de ellas
sentimos que nuestras fuerzas se derrumban, que por más que oramos y le
buscamos nos sentimos incapaces de continuar peleando la batalla, que
por más que anhelamos no sentimos su Presencia cerca de nosotros y hasta
se nos llega a pasar por la mente que Él nos ha olvidado y entonces
empezamos a juzgarlo así como estos estudiantes al profesor.
Desde que decidimos hacer parte de la universidad
de Dios; es decir, de aprender a vivir con Él, asumimos el compromiso
de vivir en constante preparación a través de su palabra, de su verdad;
entonces, si realmente lo hacemos así ¿por qué pensar que no vamos a ser
capaz de pasar la prueba? ¿por qué se nos olvidan sus promesas en los
tiempos difíciles? No importa sentirnos débiles, no importa sentir que
se nos acaban las fuerzas, no somos perfectos y además no es pecado
expresar nuestras debilidades, especialmente en aquellos momentos en los
que pensamos que todas las puertas están cerradas.
Precisamente es en esos momentos en los
que debemos acércanos con humildad ante el Señor, para que sea Él quien
nos fortalezca y nos ayude a salir adelante; esta es una manera de
reconocer que nuestras fuerzas no son nada si no lo tenemos a Él, no
importa si reprobaste el examen, hay carreras que simplemente Él
necesita que corramos aunque no lleguemos en primer lugar a la meta.
Lo ideal es que no esperemos a que
lleguen las pruebas para pensar en prepararnos, no esperemos a que
lleguen para empezar a orar y meditar en su palabra; sin embargo, si en
este momento estas pasando por una prueba y te cogió por sorpresa, no te
preocupes, no te desanimes, bienvenido al grupo; sólo créele a Dios, no
desconfíes de Él, algo bueno saldrá de esa prueba que atraviesas, ten
la plena seguridad. Él no te va a condenar ni te va a calificar mal
porque no te preparaste, al contrario, Él te recordará lo grande que es
su misericordia, te hará entender con esta prueba que debes depender en toda circunstancia
de Él, en los buenos y en los malos momentos, así que cuando estés
pasando por un buen tiempo no olvides esta prueba y recuerda que nuestro
compromiso es estar en permanente preparación. Confía en Él y Él hará.
“Así que no temas, porque yo
estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y
te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. Isaías 41:10 (Nueva Versión Internacional).
Lo lindo de nuestro Amado Padre Celestial, es que Él no va a calificarnos de la misma manera en que lo haría un profesor, con Él siempre vamos a ganar independientemente
de que no acertemos en las respuestas; a Él lo único que le interesa es
que mientras estemos presentando esas pruebas nuestro corazón este
firme con Él, así sintamos que estamos a punto de desmayar, de tirar la
toalla, lo más significativo es
que en nuestro corazón conservemos la firme esperanza de seguir creyendo
en sus promesas, de seguir creyendo en que Él nos sacará del estado en
el que nos encontramos, Él lo único que espera de nosotros es que lo
amemos y lo reconozcamos, este es nuestro único requisito para hacer
parte de su universidad.
“Los que confían en el Señor
renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se
fatigarán, caminarán y no se cansarán”. Isaías 40:31 (Nueva Versión Internacional).
Su misericordia es nueva cada mañana, Él nos levantará de cada prueba y nos hará mejores personas, más maduras, más especiales de lo que ya somos.
¡Él no es un Dios condenador, Él es un Dios Misericordioso y en cada prueba está con nosotros!
Autora: Marisela Ocampo OtálvaroEscrito para www.destellodesugloria.org
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