EL MINISTERIO DE LA PALABRA DE DIOS (II)
SALMOS 19: 10-14
INTRODUCCIÓN: Seguimos
hablando a través de este Salmo del ministerio de la Palabra de Dios. A
continuación otras fundamentales e importantes verdades al respecto de
esta enseñanza. Veamos.
1. DESEABLES SON MÁS QUE EL ORO REFINADO (Vr. 10a)
“…Vale más que el oro…” (PDT)”…Son de más valor que el oro…” (DHH)”…Y más cautivadores que el oro…” (Otra traducción).
El Salmista expresa el gran valor que daba a la palabra de Dios, estimaba los mandamientos de Dios más que todas las riquezas de este mundo.
Al fin y al cabo el oro es de la tierra, terrenal,
pero la gracia y la justicia son del cielo, celestiales; el oro aunque
sea mucho y fino solo sirve para las cosas del cuerpo y para lo que
tiene que ver con el tiempo; pero la gracia es para el alma y para lo
que tiene que ver con la eternidad.
REFLEXIÓN: Démosle el valor que la Palabra de Dios merece, deseándola siempre en nuestra vida (Salmos 119: 20, 40, 72, 127,174; Proverbios 8: 10).2.
2. DULCE MÁS QUE LA MIEL QUE DESTILA DEL PANAL (Vr. 10b).
“…Son más dulce que la miel del panal…” (DHH).
El Salmista expresa el gran provecho que esperaba sacar de la Palabra de Dios y su disfrute, que cuando se recibe en el alma es más dulce que la miel.
Los placeres de los sentidos son
engañosos, se acaban pronto y nunca llegan a satisfacer del todo; pero
los de la piedad son sustanciales, duraderos y nunca hay peligro de
excederse en ellos.
REFLEXIÓN: La Palabra de Dios es para disfrutarla, saborearla, gustarla, gozarse y deleitarse
en ella como la miel, que es un símil y una representación de la
palabra de Dios en algunos casos (1 Samuel 14: 27-29; Salmos 119: 103; Proverbios 16: 24; 24: 13, 14).
¡Comamos de la miel que es la Palabra de Dios! ¡Disfrútenosla! (1 Samuel 14: 27-29; Proverbios 24: 13, 14) y no la rechacemos, ni nos incomodemos por muy fuerte que sea (Jeremías 36:1-29).
Ella nos aclara los ojos (ilumina el
rostro y el semblante), nos reanima en enseguida (DHH) y nos hace
sentir mejor (PDT), para la guerra y las batallas espirituales de esta
vida (1 Samuel 14: 27, 29). No la despreciemos por nada, ni nadie (1
Samuel 14: 27-29; Proverbios 27: 7).
3. ES FUENTE DE AMONESTACIÓN (Vr. 11a).
Amonestado (hb. Zajar): aconsejar, advertir (NVI), apercibir, avisar, iluminar, prevenir de todo peligro (PDT), estar atento (otra traducción), enseñar, instruir en el camino del deber.
REFLEXIÓN: Es la Palabra de Dios la que nos instruye y nos enseña (2 Timoteo 3: 16).
4. EN GUARDARLOS HAY GRANDE GALARDÓN (Vr. 11b).
Guardar (hb. Shamár): cuidar, obedecer, cumplir, atesorar, celebrar, ejercer, meditar, interés, observar, velar, retener.
Galardón (hb. Equeb): resultado, compensación, recompensa, pago, premio, salario, bendición.
REFLEXIÓN: Hay grandes bendiciones para los que guardan la Palabra de Dios (Levítico 26: 3-13; Deuteronomio 7: 12-26; 28: 1-14; Salmos 119: 56). Muchas veces somos buenos para cumplir, obedecer y tener en cuenta mandamientos y ordenanzas humanas; pero malos para obedecer los divinos (Jeremías 35: 1-19).
5. EL APRECIO POR LA PALABRA DE DIOS LLEVA A LA ORACIÓN Y AL ARREPENTIMIENTO (Vr. 12, 13)
El Salmista inició hablando de las
excelentes propiedades y de los grandes servicios de la Palabra de Dios
(Vr. 7-11) y termina con una oración de arrepentimiento; aprovechando la
ocasión para reflexionar arrepentido sobre los pecados propios y
ocultos, viéndose incapaz de conocer en detalle todas sus
transgresiones.
Aquellos que pueden ser ocultos a los
ojos del mundo y aun a los propios, pero no lo son a los ojos de Dios,
aquellos que se pasan por desapercibidos, se ignoran y se cometen sin
percatarse de ello y pensar que no hay razón para buscar el perdón,
específicamente aquí los pecados cometidos con gran soberbia (insolencia
o presunción) y mano en alto desafiante y con deliberación para
despreciar la Palabra de Dios y en violaciones plenamente deliberadas de
la ley (Números 15: 30, 31; Hebreos 10: 26-31); contrarios a los pecados inadvertidos para los cuales hay misericordia.
REFLEXION: Es la Palabra de Dios la que descubre la pecaminosidad del ser humano, pero también lo capacita para obedecer la ley (2 Reyes 22: 3-20; Romanos 3: 20; 2 Timoteo 3: 16).
6. NUESTRAS PALABRAS Y PENSAMIENTOS SEAN CONCONSCIENTES CON LA PALABRA DE DIOS Y VOLUNTAD DIVINAS (Vr. 14).
El texto literalmente dice, que lo que
hable y lo que mi corazón murmure sea un deleite para ti oh Jehová: que
Dios acepte nuestros pensamientos, nuestro decir y afectos y lo
complazca.
Naturalmente para que nuestras palabras
sean gratas a la vista de Dios, tiene que reflejar lo que nuestros
corazones sienten y piensan; la verdad de este texto nos urge a
pronunciar el tipo de palabras que confirmen lo que creemos o pensamos
en nuestros corazones acerca de Dios, su amor y poder.
CONCLUSIÓN:
¡ALELUYA! Por todas estas excelentes propiedades, grandes servicios y efectos de la Palabra de Dios, que nos motivan a leerla, escudriñarla, escucharla, creerla y ponerla por obra para que sea efectiva en nuestras vidas.
Autor: PrediCantor Garys Leandro
Preparado especial y originalmente para: www.destellodesugloria.org
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