La vida Centrada en Jesucristo
El tema que abre estos ejercicios espirituales lleva el título de "La vida centrada en Jesucristo".
Comencemos, si gustan, por explicar algo del mismo título.
Cuando nosotros hablamos de la
vida, o mejor aún, de mi vida no sólo nos referimos a la vida biológica
sino que nos referimos a las experiencias y vivencias, nos referimos a
nuestros proyectos, a nuestros éxitos, a nuestros fracasos, a nuestra
familia, a nuestro trabajo, a ese diario lidiar, ese convivir, ese
luchar, ese reír y ese llorar.
Nos referimos a nosotros mismos, a mí mismo.
La vida, mi vida soy yo viviendo.
Pero lo que quizás no me doy cuenta es que mi vida tiene un eje, un centro alrededor del cual ella gira, se desenvuelve.
Así como el planeta tierra que
gira alrededor de su propio eje, igual pasa con nuestra vida. El
problema es que no todos somos conscientes de esto y ello puede traer
sus consecuencias.
Nos se si a ustedes les ha
sucedido que les pasan algunas cosas y no entienden porqué. Es verdad
que la vida está rodeada de misterios sin explicación, pero hay muchas
cosas que sí tienen explicación pero no las entendemos porque no vivimos
de manera suficientemente consciente.
Pues bien, comencemos por hacer la primera meditación: ¿cuales el eje que hace girar mi vida?
El hombre es un ser que nació
libre y que en todo momento tiene necesidad de elegir, incluso cuando
dice que no elige: esto ya es una elección, una opción, una decisión.
Ahora bien, así como elegimos
qué ropa nos ponemos o qué vamos a hacer de comer hoy, también elegimos
cosas más importantes como si me caso o no me caso y con quien me caso.
Elijo cuántos hijos quiero tener, etc.
Pero en el fondo de la vida
está la gran elección que es decidir cual quiero que sea el eje de mi
vida, en torno a que quiero que mi vida gire.
Como les dije, es probable que
incluso en algo tan trascendental e importante como esto algunos no
seamos tan conscientes de esta decisión, pero esto no quita que nuestra
vida actualmente esté girando en torno a un eje principal.
Para algunos la vida gira en
torno al dinero y a las cosas que el dinero consigue: cosas materiales,
lujos, placeres, etc. centran su vida en el tener y en el placer.
Otros centran su vida en el trabajo: es única obsesión, es su única motivación o, al menos es la más importante.
Otros quizás centran su vida
en un ser querido, en un amante, o en un hijo y todo gira alrededor de
aquella persona al grado de vivir un tanto alienados de otras
experiencias y vivencias.
Otros viven en torno a sí mismos en una experiencia egocéntrica y narcisista, olvidándose de los demás.
Ahora, la propuesta de hoy es
centrar la vida en Jesucristo. Pero vienen a mi mente una serie de
preguntas: ¿por qué centran la vida en Jesucristo? ¿Esto no puede
significar otra forma alienada de vida, una vida fanatizada? ¿Debo
rechazar o renunciar amar a otras personas, a gustar de la vida, a tener
algunos placeres lícios, etc?
¿Cuál a diferencia, si la hay, entre centran la vida en Jesucristo y otros modos de centrarla?
Empecemos por decir que
nuestra vida, a diferencia de la los animales, necesita de tener sentido
y no hay nada en este mundo que le dé un sentido pleno nuestra vida ya
que como dice san Agustín, "fuimos creados para ti y nuestro corazón no
descansará hasta que repose en ti", refiriéndose a Dios, es decir, hasta
que se centre en Dios.
Sólo Él puede dar plenitud y
sentido a la vida humana y esto por dos razones que al final se
convierten en una sola: porque salimos de él, fuimos hechos a su imagen y
semejanza y porque tenemos como destino volverá él. Sólo él puede
satisfacer a plenitud los anhelos más auténticos y profundos de nuestro
corazón.
Además centrar la vida en
Jesucristo no significa renunciar a dar la espalda a la vida sino darle
un significado positivo y bueno: a lo que nos invita renunciar es a todo
aquello que tiene un signo de alienación, es decir, aquello que no nos
permite vivir en plenitud como sería un placer desordenado, un amor
obsesionado o un apego material destructivo.
El Señor quiere que amemos a las personas y muy intensamente, pero sin que perdamos de vista el horizonte amplio del existir.
El Señor quiere que seamos
felices y que gocemos de las cosas buenas de la vida, pero no quiere que
vivamos esclavos del exceso del placer al grado de olvidar de vivir
auténticamente.
El Señor quiere que
disfrutemos de las cosas materiales pero con mesura y orden, sin que
estas se convierten en nuestros amos. Hay personas que no son felices
cuando no tienen un gran carro o muchas joyas y pienso que eso no es
correcto (perdón por decirlo, pero es una estupidez).
Centrar la vida Jesucristo es
descubrir que Él, viviendo en nosotros, es capaz de sostener, animar,
orientar y dar plenitud a nuestra existencia.
Centrar la vida en Jesucristo es permitir que nos ayude vivir plenamente hasta la total y profunda realización y felicidad.
Pero, ¿esto como sucede?
En primer lugar, debemos caer
en la cuenta que Dios ya nos ha llamado a ir con Él: que del Padre ha
venido esta iniciativa, esa invitación.
Veamos el texto de San Juan 6,
44: "nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no se lo
concede". Es el Padre que nos ha concedido ir a Jesús, centrar la vida
en su Hijo, ¿por qué su Hijo? Porque Él lo envió precisamente para
salvarnos (y salvarnos significa centrar la vida en Jesucristo, plenitud
de la existencia humana).
¿Y como sabemos que hemos sido
escogidos para vivir en Jesucristo? Por el signo del bautismo que es
una muestra muy clara de haber sido elegidos para ser hijos de Dios,
para ser discípulos de Jesús.
En otro texto nos aclara el
Señor que Él nos llamó para que viviéramos con Él. Veamos Marcos 3,
13-14: "llamó a los que él quiso... para que estuvieran con él ..." y
hacernos su familia si estamos dispuestos a cumplir la voluntad de Dios
(cf. Mc 3, 35).
¿Que significa, en el terreno
concreto, vivir con Jesús? Significa vivir mirando, buscando ser su
discípulo en todo. Significar descentrar todas aquellas cosas o aquellas
personas que están ocupando el lugar sagrado que a él le corresponde.
Significa tener una intensa vida de oración que me permita ir teniendo
cada vez más intimidad con él, significa hacer que mi oración se haga
vida buscando practicar el bien y la verdad en cada momento y vivencias
de mi diario existir. En otro tema hablaremos de vivir intentando hacer
las cosas ordinarias de manera extraordinaria.
Pero para vivir centrado en
Jesucristo es necesario tener un profundo conocimiento de él a través de
la oración, los sacramentos, la meditación de la palabra de Dios, en
especial los evangelios y la práctica de buenas obras. Aquí hay una
especie de círculo virtuoso: a mayor experiencia de Jesús, mayor deseo
de practicar el bien y, a mayor práctica del bien, mayor deseo de
conocer a Jesús.
Y quien vive centrado en
Jesucristo, sabe que no puede lograr hacer nada bueno sin Él. Jesús
mismo nos dice en Juan 15, 5: "sin mí no pueden hacer nada".
Es muy importante quitar esa
vanidosa ilusión de que somos capaces de llevar a cabo bien el proyecto
de nuestra vida sin vivir centrados en Jesucristo.
Es verdad que aparentemente
algunas cosas nos pueden salir bien: tengo un buen trabajo, me llevo
bien con mi familia, etc. Pero la vida es un conjunto estructurado y no
experiencias aisladas. Y quien no tiene la vida centrada en Jesucristo,
tarde que temprano el edificio de la vida empezará a caerse, ya que dice
Jesús que "ninguna rama puede producir fruto por sí mismo, sin
permanecer unida a la vid, y lo mismo les ocurrirá a ustedes, si no
están unidos a mí " (Juan 15, 4) porque Jesús es la vid y nosotros las
ramas (cf. Juan 15, 5).
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